La camiseta de tirantes unisex o el armario XX-XY
La camiseta sin mangas unisex, o el vestuario XX-XY
El azul para los chicos. El rosa para las chicas. Unos cómodos en sus zapatillas. Otros con tacones de 12. Los hombres en la comodidad de un estilo funcional. Las mujeres corseteadas, moldeadas, expuestas, sexualizadas. ¿No huelen estos clichés un poco a rancio, a género, a patriarcado recalentado? Pues sí. De la misma manera que una camiseta sin mangas, o Marcel, no está reservada para los trabajadores de los mercados de París, o el sudadera para los Rocky Balboa de todos los rincones del mundo, el bienestar vestimentario ya no es solo para el género masculino. La moda unisex, o genderless, se deshace de la distinción hombre/mujer y pone los cuerpos de acuerdo. En cuanto a los espíritus… es su turno de jugar. La camiseta sin mangas no crea la igualdad, pero contribuye a ella.
El confort para todas y todos
Muy bien situado en la escala de « me visto como quiero, sean cuales sean mis cromosomas »: la camiseta sin mangas. Reinterpretada más allá de la vestimenta de trabajo y de los levantadores de pesas, el Marcel se encuentra en el centro de una moda urbana o sporty que cambia las normas. La camiseta sin mangas sale de la marginalidad, se quita la camisa, y ya no marca casillas. Cómoda, no puede ser más ergonómica y muy estilosa siempre que se sepa utilizar adecuadamente (claramente… no estamos esperando a Patrick), se ha democratizado desde que algunas musas, de caryotipo XX o XY, la han hecho su bandera. Sigourney Weaver, Belmondo, Lara Croft, Freddie Mercury, Kirsten Dodgen… ya sea para derribar alienígenas, exhibir la mercancía o pasear por los Campos Elíseos, el Marcel es un clásico imprescindible que combina comodidad y versatilidad de estilo. Fuera de cualquier debate sobre la binariedad, la camiseta sin mangas otorga confort tanto a lo femenino como a lo masculino. El género es un no tema, mientras que la libertad de movimiento está en todas las bocas, con o sin brillo labial, con o sin bigote. Pero siempre con un Marcel.
Liberalización de los códigos vestimentarios
Los hombres no necesariamente quieren ser virilizados, ni las mujeres sexualizadas, por una moda que convierte el cuerpo en una tarjeta de presentación. Representativas de los valores de nuestra sociedad, las tendencias de moda han desnudo a unas para seducir a otras durante mucho tiempo. La democratización de la moda unisex responde a una necesidad femenina de afirmarse como individuo, y ya no de exponerse como objeto. En pantalones, en rayas marineras, en esmoquin, en Marcel, la mujer redefine la belleza fuera de las trampas sexistas de otra época. La camiseta sin mangas, al igual que cualquier otra prenda unisex, es un ataque a la hipersexualización de la moda, un deslizamientos destinados a mostrar otros modelos. De belleza, por supuesto. Pero también de comodidad, de bienestar, y de libertad. En el deporte como en la vida diaria, las mujeres ya no tienen que encarnar a toda costa « ese extraño objeto del deseo ». Al igual que el sexo opuesto, quieren Marcel, casual, shorts para jugar al balonmano playa, trajes de pantalón para seminarios, y unisex al alcance de la mano. Cuando quieren, donde quieren. Así que, si la mujer es el futuro del hombre, el siglo XXI será camiseta sin mangas o no será.